Una asonada de soldados y civiles intentaron derrocar hace 30 años al gobierno conservador de Carlos Andrés Pérez.
Carlos Andrés Pérez, presidente de Venezuela, orando durante un discursoNational Library
Los gritos de los niños jugando no se escucharon más. Al asomarse vio que estaban atónitos y todos miraban al cielo. Era la tarde del viernes 27 de noviembre de 1992, cuando se gestaba la segunda rebelión cívico-militar contra el impopular gobierno de Carlos Andrés Pérez (CAP) en Venezuela.
«Fue como el estruendo de un rayo que hizo estremecer los ventanales del apartamento y luego todo quedó en silencio», recuerda Bertha Colina. Abajo, en el estacionamiento del edificio, su hijo jugaba a la pelota con los otros niños de las residencias.
Bertha, su hijo Aquiles y sus amigos, que para entonces tenían entre 7 y 11 años de edad, mantienen vivos esos recuerdos, que cuentan a RT como una de sus más grandes anécdotas de amistad, que aún guardan con la claridad de aquel histórico momento.
Oswaldito’ fue quien logró ver lo que había pasado como un trueno sobre sus cabezas. Su compañeros recuerdan que él levantó su mano y dijo: «Se fue por ahí, era como un F-16, pasó cerquitica de la terraza de Lizardi». Lo siguiente fue escuchar a una mujer que se asomó por la ventana, era ‘Malela’ Sánchez, la mamá de Ricardo, que con un grito le pidió que subiera a la casa, los demás padres hicieron lo mismo, el juego de pelota había terminado.
Ninguno había ido a la escuela ese día, sus padres también faltaron al trabajo. Desde tempranas horas corría un rumor de que algo pasaba en Caracas, a más de 360 kilómetros de donde estaban ellos. La caída de Pérez era una posibilidad y estar en lugares públicos era un peligro porque corrían tiempos en que las fuerzas de seguridad disparaban primero y averiguaban después, reprimían a balazos y sin que les temblara el pulso.
El clima era más tenso de lo normal, se suponía que cuando algo pasaba en Caracas, la provincia se veía afectada casi inmediatamente. Las familias se quedaban en casa y cuando imponían toques de queda, solo circulaban patrullas de la policía y la Guardia Nacional cada cierto tiempo.
Sin embargo, esa vez la situación era distinta, el avión que había pasado rozando las terrazas de los edificios donde vivían los niños y sus familias, era parte de algo más grande, lo que estaba en juego en la capital del país ya no se veía solo por televisión. ¿Qué estaba pasando?
¿La llegada del «por ahora»?
Las televisoras y la radio daban versiones de un alzamiento militar, se decía que los rebeldes estaban a punto de tomar el poder y tumbar a Pérez. Había noticias desde Maracay, Caracas y Barquisimeto, donde vivían los niños con sus padres.
En los reportes informaban que un avión había sido derribado en Aragua, que salían aeronaves piloteadas por los rebeldes desde Lara y que, en Caracas, civiles y militares tomaban las sedes del canal estatal VTV y de otros medios para dar a conocer la versión de los insurgentes. También se decía que había enfrentamientos entre los rebeldes y las fuerzas aliadas al Gobierno.
En una de las transmisiones a las afueras del Palacio de Miraflores, sede del Ejecutivo en Caracas y donde se suponía que se encontraba el presidente, las cámaras captan el paso de una aeronave, la caída de un misil y la explosión en plena calle.
La rebelión, aunque no logró sacar a Pérez por la vía de las armas, sí marcó el fin de su ciclo y quebró su tambaleante gobierno. Dos años después, el mandatario fue llevado a juicio, acusado por malversación genérica y peculado doloso. Terminó destituido, lo que selló el fin de una era conservadora que abonó el camino a la victoria presidencial de Hugo Chávez, seis años después.
La participación de los soldados de la Aviación en la asonada del 27 de noviembre de 1992 fue honrada por Chávez en 2009, cuando decretó que esa fecha sería el Día de la Fuerza Aérea Venezolana, que desde 1920 se conmemoraba el 10 de diciembre, para recordar los primeros aviones de guerra que llegaron al país durante la dictadura de Juan Vicente Gómez.