El Konuko

A partir del siglo XX el modo de producción agrícola se transformó radicalmente con la industrialización y más tarde con la entrada en vigencia del modelo agroquímico, monoproductor y agroindustrial a gran escala, principalmente en los países «desarrollados» o llamados del «primer mundo». Más tarde permeando a todos los demás pueblos del mundo.

El modelo tradicional de producción siempre fue la agricultura diversificada artesanal, mejor conocida como tradicional y que, en nuestras regiones caribeñas y del norte de Suramérica se conoce como el «Konuko», una porción de territorio en la que se cultiva de manera ecológica y diversificada, es decir; con una gran variedad de especies y variedades agrícolas para el consumo directo de la población, además de estar libre de agrotóxicos.

Esta producción se realiza con herramientas tradicionales, bajo un sistema totalmente adaptado a los ecosistemas y a los pisos térmicos o entornos climáticos propios de cada región e involucrando las variedades autóctonas y nativas, rubros propios de cada zona.

En tiempos recientes ha tomado auge el rescate de estas prácticas tradicionales de agricultura por ser de fácil acceso para las personas que deciden emprenderlas y además, con la agudización de las crisis económicas tanto las estructurales a nivel global, como las crisis locales; constituyendose en una alternativa viable, sana, saludable y muy amplia para la producción y la diversificación en base a las necesidades crecientes de la población humana.

Este modelo ha sido influido por las nuevas tendencias en materia productiva, enfoques agroecológicos de las diversas corrientes que buscan el rescate de una agricultura sana, orgánica, sostenible y de calidad. En Venezuela este movimiento ha tomado auge en razón del ordenamiento jurídico que es a fin al rescate de estas prácticas, no sólo desde el aspecto estrictamente productivo y comercial, sino también desde el ámbito cultural, como un factor de arraigo hacia la identidad originaria de los pueblos y comunidades que conforman nuestra nacion.

Se orienta hacia el rescate de las raíces ancestrales y con ello; la recuperación de toda la variedad genética originaria y ancestral que forma parte de esta práctica cultural productiva, que al mismo tiempo ha sido definida como, un elemento de soberanía, seguridad y defensa, en términos de la alimentación y el acceso a los bienes y servicios afines, que en el caso de Venezuela son declarados como derecho humano.

Msc. Jesús Berbesi