La llamada geoingeniería o geoingeniería climática es un conjunto de técnicas con las que se pretende intervenir y alterar el clima de la Tierra, con miras a construir remedios para el cambio climático, recuerda la Fundación Heinrich Böll.
El Gobierno de México anunció en la primera quincena de este enero 2023 que la experimentación con geoingeniería social no será autorizada en el país latinoamericano, con miras a proteger a comunidades y entornos ambientales. ¿A qué se debe esta reserva?
Un artículo de la presidenta de la organización política y climática alemana, Barbara Unmüssig, expone que quienes impulsan la geoingeniería «alimentan la ilusión de que existe una solución técnica a la crisis climática, que permitirá cumplir los objetivos del Acuerdo de París de 2015 y a la vez mantener un estilo de vida de alto consumo».
«Pero esta solución no es tan sencilla como quieren hacernos creer sus proponentes. Apostar por la ingeniería climática (como póliza de seguro planetaria o como última medida desesperada para combatir el aumento de temperaturas) no solo es arriesgado, sino que desvía la atención de la única solución que sabemos que funciona: reducir las emisiones de carbono», expuso la activista.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) mexicana, en coordinación con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), aseveró que existen estudios que demuestran que la liberación de areosoles de la geoingeniería solar genera desequilibrios meteorológicos.
Además, el Convenio de la Diversidad Biológica de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), argumentó la administración federal mexicana, estableció desde el 2010 una moratoria que sigue vigente en contra de desplegar esta tecnología, además de que México forma parte del acuerdo.
«En la actualidad no hay acuerdos internacionales que aborden o supervisen las actividades de geoingeniería solar, las cuales representan una salida económicamente ventajosa para una minoría y riesgosa para la supuesta remediación del cambio climático», apuntó la Semarnat en un comunicado.
La dependencia ambiental mexicana anunció el despliegue de una estrategia para prohibir esas prácticas en el territorio del país latinoamericano, mientras que aseveró que el Conacyt revisará la investigación científica disponible sobre los riesgos de la geoingeniería solar.
«Además, se trabaja en poner a disposición del público en general información pertinente sobre el tema de geoingeniería que ha sido promovida en años recientes por empresas, escalando inversiones para que, sin sustento científico, las perciban como tecnologías alternativas para enfrentar los impactos del cambio climático», acusó.