Un equipo de científicos de Dinamarca ha convertido en sonido las señales magnéticas terrestres captadas por la misión Swarm de la Agencia Espacial Europea, y el resultado es bastante aterrador.
A pesar de resultar fundamental para la vida en la Tierra, el campo magnético de nuestro planeta no es algo que podamos ver en sí mismo o escuchar. El campo magnético de la Tierra es una burbuja compleja y dinámica que nos mantiene a salvo de la radiación cósmica y de las partículas cargadas atraídas por los poderosos vientos que fluyen desde el Sol.
Cuando estas partículas chocan con los átomos y moléculas de nuestra atmósfera, principalmente con el oxígeno y el nitrógeno de sus capas superiores, parte de la energía de las colisiones se transforma en las típicas y fantasmagóricas luces verdeazuladas de las auroras boreales. Y si bien la aurora boreal ofrece una muestra visual de cómo funciona nuestro campo magnético, escuchar cómo este interacciona con otras partículas o el propio viento solar es un asunto muy diferente.