“Tenemos 7 sentidos, y los 5 más conocidos son los menos importantes”

Mientras lees estas líneas, ¿cómo está tu cuerpo? ¿erguido o encorvado? Y tu rostro, ¿está relajado o tienes el ceño fruncido?

Nuestra postura y nuestro rostro envían importantes señales a nuestro cerebro, y es una información a la que nuestro cerebro responde, según explicó la neurocientífica española Nazareth Castellanos, investigadora del Laboratorio Nirakara-Lab, cátedra extraordinaria de la Universidad Complutense de Madrid.

«Si yo tengo una cara enfadada, el cerebro interpreta que esta cara es propia de enfado y por tanto activa mecanismos de enfado», afirmó Castellanos.

De la misma forma, «cuando el cuerpo tiene una postura propia de estar triste, el cerebro comienza a activar mecanismos neuronales propios de estar triste«.

Nuestro cerebro interactúa con el resto del cuerpo en muchas más formas de las que se pensaba. Y es que «no tenemos solo cinco sentidos, sino que tenemos siete«, señaló la científica. Y los cinco sentidos más conocidos, el gusto, el olfato etc, «son para el cerebro los menos importantes».

Nazareth Castellanos habló con BBC Mundo sobre cómo influyen en el cerebro la postura y las expresiones del rostro, cuál es el poder de una sonrisa, y qué hacer para aprender a escuchar «los susurros del cuerpo».

¿Cómo llegaste a investigar la relación entre la postura y el cerebro?

Empecé a replantearme la neurociencia después de llevar 20 años investigando sólo el cerebro. Me parecía extraño que la conducta humana sólo se apoyase en un órgano, que era el que está en la cabeza.

Antes había comenzado a estudiar la influencia de órganos como el intestino en el cerebro. Y decía, no puede ser igual para el cerebro que mi cuerpo esté encorvado o que mi cuerpo esté recto. Entonces empecé a indagar, a ver qué decía la literatura científica; descubrí cosas que me parecieron absolutamente sorprendentes y pensé, esto lo tiene que saber todo el mundo.

¿Podrías explicarnos entonces por qué la postura es importante y cómo influye en el cerebro?

Lo importante es entender que ahora la neurociencia reconoce que tenemos siete sentidos.

En la escuela siempre nos han enseñado que tenemos cinco – el olfato, la vista, el oido, el tacto y el gusto- que son los sentidos de la exterocepción, es decir, lo de fuera. Y esto es muy simbólico, porque hasta ahora la ciencia ha estado más interesada en estudiar la relación del ser humano con lo de fuera.

Ahora la neurociencia ha dicho desde hace como unos cinco años que hay que ampliar esto. No tenemos solo cinco sentidos, sino que tenemos siete. Y resulta que los cinco sentidos de la exterocepción -el oído, etc- son los menos importantes. El número uno, el sentido más importante, es la interocepción.

¿Qué significa que la interocepción y la propiocepción son los sentidos primero y segundo para el cerebro?

Ya se conocía que el cerebro tiene que saber cómo está todo el cuerpo, pero antes se pensaba que era una información pasiva, el cambio ahora es que esto es un sentido. Es decir, un sentido es aquella información que el cerebro recibe y a la que debe responder.

Según lo que esté sucediendo, el cerebro tiene que actuar de una forma o de otra, y este es el gran cambio.

«Cuando yo frunzo el ceño estoy activando mi amígdala…cuando llegue una situación estresante se va a hiperactivar, y esto hará que yo hiperreaccione».

¿En qué parte del cerebro percibimos nuestra postura o gestos?

En nuestro cerebro hay una zona que es como una diadema, como la que te pones para retirarte el pelo. Esto se llama la corteza somatosensorial, y allí está representado mi cuerpo.

Esto se descubrió en el año 1952, y lo que se pensaba es que aquellas zonas que son más grandes en nuestro cuerpo tienen más neuronas en el cerebro. Por tanto, lo que se pensaba es que a la espalda, que es muy grande, el cerebro le dedicaba muchas más neuronas que, por ejemplo, a mi dedo meñique.

Pero se descubrió que no, que el cerebro da más importancia a unas partes del cuerpo que a otras, y a lo que el cerebro da más importancia de todo el cuerpo es a la cara, a las manos y a la curvatura del cuerpo.

Entonces mi dedo meñique tiene como cien veces más neuronas dedicadas a él que toda la espalda, que toda la pierna, porque las manos son muy importantes para nosotros. Fíjate que cuando hablamos estamos utilizando las manos, estamos activando esas zonas del cerebro.

¿Cómo influyen en el cerebro los gestos de la cara?

El cerebro da una importancia tremenda a lo que sucede en la cara.

Aquí se han visto cosas que son muy importantes. Por una parte se vio que las personas que fruncen el ceño -y esto es algo que hacemos mucho con los móviles que tienen pantallas pequeñas- están activando una zona relacionada con la amígdala. Es una parte del cerebro que está en zonas profundas y que está más involucrada en la emoción.

Cuando yo frunzo el ceño estoy activando mi amígdala, por tanto, si llega una situación que es estresante me voy a excitar más, voy a reaccionar más, porque yo ya tengo esa zona preparada. La amígdala, que es como una almendra, es una zona que cuando llega una situación estresante se activa, crece más.

Entonces es una zona que es mejor tener calmada.

Pero si ya está activada, cuando llegue una situación estresante se va a hiperactivar, y esto hará que yo hiperreaccione.

Intentar suavizar esta parte, el ceño, desactiva un poco nuestra amígdala, relaja.

En una charla mencionaste un estudio fascinante con bolígrafos que muestra cómo fruncir el ceño o sonreir cambia la forma en que interpretamos el mundo. ¿Podrías explicarnos este estudio?

Además de la musculatura alrededor de los ojos, la segunda parte importante para el cerebro en la cara es la boca. No somos conscientes del poder que tiene, es impresionante.

Entonces lo que hicieron los estudios, para ver la hipótesis de la retroalimentación facial, es que cogieron un grupo de personas y les pusieron un bolígrafo en la boca.

InfoReplicaplus

Learn More →

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

publicidad