La fe en el Santo Cristo convierte a La Grita en la Capital de la devoción y el amor en Venezuela

María Ligia Vivas/ InfoRéplica+

Camina la Devoción y el agradecimiento

La fe los transporta en cuerpo y alma; apoyados en bastones de madera caminan miles de devotos, para llegar a las montañas de Los Andes, para agradecer al Cristo tallado en madera y, dado el rostro deseado por Fray Francisco, por un ángel. Éste el primer milagro, de testigo la ciudad de Tadea, y visto por el monje, que lloró al verlo tal cual lo soñó, pero no lograba plasmarlo.

Los senderos del Táchira son testigos, no solo de las huellas dejadas por el pasar de los peregrinos, sino del sonido de las miles de oraciones habladas en diferentes lenguas que recorren estas tierras, y que cada mes de agosto se siembra en la geografía andina de los  miles de peregrinos que se dirigen al Santuario del Cristo del Rostro Sereno, para pagarle promesas al patrono de estos páramos.

La fe convierte al hombre en oración

Es allí, en La Grita, donde se concentra entonces un coro infinito de rezos y cánticos para acompañar la imagen del ángel sereno como aquella que esculpió el Fray Francisco hace 413 años.

La Devoción al Santo de los Milagros, tallado en madera, se afirma y es percibida desde las últimas semanas de julio y la primera de agosto, cuando nos percatamos de los miles de fieles que se movilizan por todo el territorio nacional, e incluso fervientes de otras latitudes del mundo, que vienen agradecer los favores o milagros otorgados por el Milagroso Cristo de La Grita. Nacido en Tadea, donde Fray Francisco lo prometió al cielo, temeroso del terremoto que sacudió a la población de los Humogrias, hoy llamada la ciudad del Espíritu Santo, que resguarda como el más grande y preciado tesoro en un grande Santuario la imágen aún fresca de una de las tradiciones católicas más importantes de Venezuela.

La Obra: El arte y el Milagro

El Santo Cristo de La Grita es una talla en madera policromada de proporciones naturales, que representa a Cristo muerto en la cruz. Se trata de una escultura iconográfica-conceptual excepcional, genuina y reconocible del arte barroco hispano-venezolano del siglo XVII. Mide 1,76 centímetros de altura, mientras que la cruz mide 2,22 metros de altura por 1,77 metros de ancho, escuclpida por Fray Francisco en un madero de cedro, que según la tradición debió cortarse en menguante para fortalecer su aceite y vida en el  tiempo, según sabiduría del campesino de la zona.

Origen de la escultura

La cual producto de una «gubia angelical»- como de carácter votivo, surgida de la mano y del taller de un fraile franciscano del convento de San Francisco, en La Grita, en los días posteriores al terremoto de San Blas, del 3 de febrero de 1610.

La madera. La imagen del Señor Crucificado es un trabajo en madera, macizo (sin ahuecamientos para descarga de peso visibles), elaborado probablemente a partir de cedro amargo resinoso (Cedrela odorata) de las selvas nubladas de La Grita, cortado en «buena luna», cuarto menguante o el intervalo entre el plenilunio y el novilunio, según la tradición de los antiguos artesanos.

La madera desbastada, tallada y pulida, es precisa en los detalles que representa y debió ser ensamblada según las técnicas de la imaginería sacra del siglo XVII, por unión o encastre de caja y espiga.

En cuanto lo permite la observación, la obra está estructurada en tres piezas de madera tallada, en forma de cruz, perfectamente ajustadas y encoladas.

El 8 de marzo de 2018 se le hicieron RX a la talla. En el análisis histórico-artístico de las placas radiológicas se comprobó que sus dos únicos elementos anexos son los brazos, que se insertan en un tronco central.  Posted in Base de datosEsculturaObras de artePatrimonio tangible

El Hombre se inclina ante el Milagro dado por el ángel a los hijos de La Grita.

Luego de 277 años de ocurrido el milagro de Tadea, el 6 de agosto de 1883 monseñor Jesús Manuel Jáuregui Moreno, proclamó al Cristo de Fray FranciscoPatrono de La Grita.

Posteriormente, en el año 2010, el comandante Hugo Chávez declaró Monumento Nacional a la Basílica Menor del Espíritu Santo y Santuario del Santo Cristo de La Grita.

El documento contempla que no puede ejecutarse ningún trabajo de reparación, restauración o cambio alguno que desvirtúe y desnaturalice el sentido y concepto original; así como de los elementos integrantes de su entorno o área circundante, entre otras disposiciones que buscan preservar la historia de este recinto religioso.

Como obra de arte, la imagen fue declarada Monumento Nacional según Decreto N° 7674, del Ejecutivo Nacional, publicado en la Gaceta Oficial N° 39 504 de fecha 7 de septiembre de 2010.

El Cristo se transforma en cada andino cargado de gratitud.

Cada año por el mes de agosto, cada devoto sale desde su residencia y toma la ruta del peregrino, solo basta la fe para llegar a su objetivo. Estar en presencia del Rostro de los Milagros, pues en su trayecto conseguirá quien le de un agua para calmar su sed, frutas para alimentar su cuerpo, recuperar fuerzas y dar continuidad a su viaje, es el Cristo  hecho caridad en cada ser que brota de amabilidad, para ayudar  al ferviente de amor y agradecimiento por el favor otorgado.

En agosto todos son poseídos por el amor y la fe en el cristo.

El pueblo agradecido, el productor agrícola dona sus cosechas, los comerciantes y empresarios en unión con los gobernantes se instalan en puntos estratégicos por donde caminaran los fervientes del Cristo del Rosto Sereno. El pueblo junto al cristo abre los braso a los peregrinos. Así se vive la fe y el amor al Cristo del rostro milagroso, otorgado por el ángel de Fray Francisco, desde la Tadea, pequeña aldea de la Grita. 

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