Hablamos de Santa Rita de Casia, nacida como Margherita Lotti en el año 1381 en Roccaporena, un pequeño pueblo cerca de Casia, Italia, vivió una vida marcada por el sufrimiento, la fe y los milagros.
Santa Rita fue canonizada en 1900 por el papa León XIII y es una de las santas más queridas en Italia y América Latina.
Su fiesta se celebra el 22 de mayo. Su historia es un testimonio de fe, perdón y esperanza incluso en las situaciones más difíciles.
Desde niña, mostró una profunda devoción religiosa, deseando ingresar en un convento. Sin embargo, obedeciendo a sus padres, se casó a los doce años con un hombre de carácter violento llamado Paolo Mancini.
Durante los años de matrimonio, Rita soportó con paciencia y oración los maltratos de su esposo, hasta que, con el tiempo, él cambió gracias al ejemplo de su esposa. Sin embargo, años después fue asesinado en una venganza política.
Rita, viuda y con dos hijos, enfrentó entonces un nuevo dolor: sus hijos querían vengar la muerte de su padre. Ella rogó a Dios que interviniera, incluso aceptando que los perdiera si eso evitaba que cometieran un pecado mortal.
Poco tiempo después, ambos murieron de forma natural, y Rita interpretó esto como una misericordia divina. Libre ya de sus obligaciones familiares, quiso entonces cumplir su sueño de juventud y entrar al convento agustino de Casia.
Al principio fue rechazada por su pasado de esposa y madre, pero su humildad, perseverancia y fama de santidad hicieron que finalmente fuera aceptada.
En el convento, Rita llevó una vida de oración, penitencia y servicio durante más de 40 años. Se la conoce especialmente por su devoción a la Pasión de Cristo.
En una ocasión, durante la oración, pidió participar en el sufrimiento de Jesús y recibió en la frente una llaga como la de una espina de su corona, la cual llevó durante el resto de su vida. Este estigma fue fuente de dolor, pero también de santificación. Murió en el año 1457.
Se cuenta que, poco antes de fallecer, pidió una rosa de su jardín natal, aunque era invierno. Un familiar fue a Roccaporena y encontró una rosa florecida entre la nieve, lo que se considera uno de los muchos milagros atribuidos a su intercesión. Por ello, es conocida como la «Santa de lo Imposible» y la «Santa de la Rosa y la Espina».