La figura de la Madre Teresa, la humilde monja albanesa que dedicó su vida a los más pobres entre los pobres, ha sido durante décadas un faro de compasión y altruismo. Ganadora del Premio Nobel de la Paz en 1979, su nombre es sinónimo de bondad incondicional, una mujer que abandonó la comodidad para servir a los moribundos y desamparados en las calles de Calcuta.

Su labor, a través de las Misioneras de la Caridad, construyó un vasto imperio de caridad, que se extendió por todo el mundo, ofreciendo refugio, alimento y consuelo a los desposeídos. Millones la vieron como una santa en vida, una heroína que encarnaba la verdadera esencia del cristianismo. Su canonización por la Iglesia Católica en 2016 formalizó lo que muchos ya sentían: que su vida fue un ejemplo de fe y servicio desinteresado.
Su nombre civil era Anjezë Gonxhe Bojaxhiu. Nació el 26 de agosto de 1910 en Skopje, Macedonia que entonces formaba parte del Imperio Otomano. Fundó las Misioneras de la Caridad en 1950, y dedicó su vida al servicio de los más pobres en Calcuta, India. El 10 de septiembre de 1946, sintió una «llamada en la llamada» de Jesús, pidiéndole que fuera su luz y mostrara su misericordia a los más pobres.

Entonces, dejó su vida anterior para ir a los barrios bajos de Calcuta, donde comenzó a vivir y trabajar entre los más pobres, los «intocables» de la sociedad. Tras su tareavoluntaria y consagrada a la tarea de cuidar a los desfavorecidos, la llevó a ser galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 1979. Fue beatificada en 2003 y canonizada como Santa Teresa de Calcuta en 2016 por el Papa Francisco.

Lo que se dice

Sin embargo, detrás del brillo de la santidad, existe una narrativa menos conocida y más compleja. Críticos han señalado que la Madre Teresa y su orden priorizaban el fervor religioso sobre la atención médica moderna. Se ha documentado que en sus hospicios, como el de Kalighat en Calcuta, las condiciones sanitarias eran a menudo deficientes, con agujas reutilizadas y falta de analgésicos para los pacientes con dolor extremo.
Se alegaba que el sufrimiento era visto como una vía a la santidad, en lugar de algo que debía ser aliviado. Además, el origen de sus vastos fondos ha sido objeto de escrutinio, con acusaciones de haber aceptado donaciones de fuentes cuestionables, incluyendo a personajes como el dictador haitiano Jean-Claude Duvalier.
Sus fuertes posturas conservadoras, particularmente en temas del aborto y de la anticoncepción, la han puesto en desacuerdo con defensores de los derechos de la mujer y la salud pública. Así, la Madre Teresa emerge no solo como un ícono de la caridad, sino también como una figura de profunda contradicción, cuyo legado sigue siendo objeto de debate. (HC)

 

 

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