Tiene dos socios en Mercor, la empresa que ya vale $ 10 mil millones. Los tres abandonaron la universidad después de recibir la Beca Thiel, que otorga $100.000 a jóvenes emprendedores que dejan la educación formal para innovar.

Humberto Contreras/ InfoRéplica+


Con apenas 22 años, Brendan Foody ha reescrito el manual de Silicon Valley. Junto con Adarsh Hiremath y Surya Midha, los tres de, la misma edad, han creado Mercor, una startup (emprendimiento), valorada en 10 mil millones de dólares, y tienen ya una fortunas de 2.200 millones cada uno, pero, en tres años, no se han tomado ni un solo día libre, guiados por una obsesión que consideran más pasión que trabajo.

Los tres abandonaron la universidad – Georgetown y Harvard-, después de recibir la prestigiosa Beca Thiel, que otorga 100 mil $ a jóvenes emprendedores que dejan la educación formal para innovar. Ello subraya la mentalidad que desafía las convenciones y la ambición que llevó al éxito a Foody.
Este joven empresario no solo se ha convertido en uno de los multimillonarios, hechos a sí mismos, más jóvenes del mundo, superando, incluso el precoz récord de Mark Zuckerberg, sino que también ha sentado las bases de una nueva revolución laboral en la era de la inteligencia artificial.
Foody, un “dropout” (en inglés, se le llama a los jóvenes que abandonan sus estudios para dedicarse a los negocios) que abrazó el riesgo de la prestigiosa Beca Thiel al abandonar sus estudios en Georgetown, se enfocó en un problema que la IA avanzada no podía resolver por sí misma: la necesidad urgente de juicio humano experto.
Su empresa, Mercor, valorada hoy en 10 mil millones de dólares, no se dedica a la IA que reemplaza a las personas, sino a la IA que las necesita desesperadamente. Mercor ha construido un ejército global de 30 mil contratistas de élite, entre médicos, abogados y consultores, que actúan como el backbone (en español columna vertebral, persona con fuerza de carácter) intelectual para entrenar los modelos más sofisticados del planeta.
El Fenómeno Foody: De Estudiante a Multimillonario de la IA
Mercor, una plataforma de reclutamiento con IA fundada por los tres amigos que se conocieron en el equipo de debate del instituto donde estudiaban y que hoy figuran como los milmillonarios hechos a sí mismos más jóvenes del mundo, pues han entrado a la lista Forbes con una fortuna estimada de 2.200 millones de dólares cada uno. Sin embargo, todo ese dinero no ha servido para que puedan tomarse ni un día de vacaciones en los últimos tres años.
Destaca Fortune, que en menos de nueve meses los fundadores de Mercor convirtieron una idea inicial en una empresa con un ritmo de ingresos de un millón de dólares, ese crecimiento meteórico coloca a la plataforma de empleo de Foody entre las startups que más rápido han escalado en la actual ola de IA.
Más allá del éxito financiero, lo que más llama la atención es su inusual estilo de vida: Foody asegura que lleva más de tres años sin tomarse un solo día libre. Para él, esta disciplina extrema no es un sacrificio, sino una elección impulsada por su pasión por la tecnología. Incluso abandonó la universidad para dedicarse por completo a su proyecto y construir una compañía capaz de competir en una industria feroz y en constante aceleración.
Los trabajadores son contratistas independientes, no empleados. Esto significa que carecen de los beneficios laborales tradicionales: seguro médico, vacaciones pagadas, seguridad laboral a largo plazo y protecciones sindicales. El trabajo depende de proyectos específicos de IA. Si un cliente grande retira un proyecto o si la propia IA avanza lo suficiente para automatizar la tarea, el empleo de miles de contratistas puede desaparecer rápidamente, llevando a la volatilidad e incertidumbre en los ingresos.
La «revolución» de Foody, por lo tanto, es un arma de doble filo: ofrece ingresos sin precedentes y flexibilidad a los expertos, pero lo hace mediante un contrato que les transfiere todo el riesgo y la inestabilidad de la economía de la IA.
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